Dominican Cinema

Despertar (Critica)

Las historias simples tienen su encanto. Llegar del punto A al punto B es menos complicado que agregar más partes del abecedario dentro de una historia sin tener espacios para desarrollarla. José María Cabral parece que comprendió esto con su innecesariamente complicada “Arrobá” y realizó lo que es la mejor película de su Carrera: “Despertar”. Ahora bien, esto, por sí solo, no quiere decir que la película sea del todo buena.
En esta nueva entrega de ciencia ficción, que regularmente es un llamado inmediato para romperse uno la cabeza [no pun intended], Cabral parece haber definido desde un principio dónde quería comenzar y dónde terminar su historia; algo que no parecía haber sucedido en sus entregas anteriores y, aunque ésta es la película más fea visualmente de las que ha dirigido y también la que peor se escucha [eso mezclado con la mayoría de las salas de proyecciones de este país es caótico] es simplemente la mejor. ¿Por qué? Es posible identificarse con su protagonista, un personaje más desarrollado que el presentado en “Jaque Mate” [también personificado por Adrian Más] y es también posible identificarse con la paranoia que perfectamente describe la cara de Mas durante la mayor parte de la película.
Sin embargo, retomamos uno de los tantos problemas de siempre: las actuaciones. Fuera de lo que visualmente presenta la agotada cara de Adrian Mas, son las interacciones, acciones y conversaciones que tienen estos personajes que alejan a uno inmediatamente de la historia. La historia busca hacer una conexión entre la primicia de ciencia ficción que presenta y la pintura, a través de una conversación inteligente entre Naomi [Julieta Rodríguez] y un cameo de Sergio Carlo, pero la apreciación de que estos actores no se creen nada de lo que dicen y parecen acartonados leyendo de un teleprompter distancian inmediatamente a la audiencia de lo que se está contando. A esto se le puede agregar la insoportable cena de cumpleaños que siguió a esta escena.
En el cine dominicano hay una tendencia en contra del silencio. Película tras película vemos cómo sus directores buscan rellenar cualquier momento con conversaciones y sobredosis de explicaciones que no aportan nada, momentos en los cuales donde el silencio sería lo favorable. Cabral cometió ese error sobre-explicativo en “Arrobá” y sucede de nuevo en “Despertar”, cuando se entiende que se necesita algún tipo de explicación de lo que está sucediendo, sobre todo en un género que ha triunfado más cuando deja más preguntas que respuestas.
Pero el talón de Aquiles de “Despertar” es también su fuerte. La repetición parece ser el nuevo sabor de la ciencia ficción y la hemos visto en películas como “Source Code” y más reciente en “Edge of Tomorrow”; pero mientras en estas historias era necesaria la repetición y este recurso funciona muy bien, en “Despertar” no era necesario y por eso no es utilizado. René repite una y otra vez un día y una noche que fácilmente nunca sucedieron, que pueden o no ser una creación de su cabeza pero es un breve mensaje dentro de una sobre-explicación que presenta el personaje de Frank Perozo en el que la audiencia se da cuenta que esto esta sucediendo. Estas declaraciones ayudadas de las tomas atravesando el túnel dan la impresión de que la audiencia llegó en el momento en que ya la mente de René rompe con la rutina.
Por otro lado, el único momento que tienen a su favor la fotografía y el sonido es cuando René entra a la tienda del personaje interpretado por Kenny Grullón. Cabral realiza la típica escena de suspenso agobiante perfectamente. Esas pequeñas cosas que se encuentran a lo largo de su película son las que la hacen una de las más interesantes propuestas locales de este año, pero todavía son las actuaciones, el guión y los aspectos técnicos que evitan que estas producciones no sean más que intentos difíciles de elegir por encima de otras producciones.
Se ha documentado que hay inspiración de la literatura, en especial del cuento “A Brain in a Vat” de John Pollock; sería bueno que se siga tomando la literatura como referencia y que los realizadores locales busquen de la adaptación y la inspiración de otras historias. Lo que seguimos necesitando son productos que valgan el precio de taquilla y que no sean solamente intentos uno detrás del otro.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

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