Dominican Cinema

Detective Willy (Critica)

Por un breve momento “Detective Willy” parecía convertirse en la primera película bien realizada, en todos sus ámbitos, de José María Cabral. La película tiene un inicio simpático con Héctor Aníbal como el Detective Rubirosa, personaje favorito de la novela de detectives que lee Willy [Fausto Mata], y José Guillermo Cortines como el villano de dicha representación.
Esta representación, en un bonito blanco y negro, tiene un final bastante cómico también al momento que la lectura de Willy es interrumpida cuando deja caer ketchup sobre el libro. Es a partir de allí, cuando el detective Rubirosa deja de existir e inicia el detective Willy, que la película va en picada.
Fuera de momentos breves junto a Kenny Grullón en un típico cuartel de policía de pueblo, la película parece tomarse su tiempo, demasiado, en terminar. Lo que si no toma tiempo es darse cuenta que Cabral debió hacer la película del Detective Rubirosa y no la del Detective Willy.
Las secuencias de acción y de pelea están muy pobremente logradas. Mucho se ha dicho de que no se debe comparar una película criolla con una hollywoodense, pero es inevitable no hacerlo cuando un intento de filme dominicano busca fatídicamente emular a esa industria. Estas coreografías también son el talón de Aquiles del tono de la película, el cine dominicano ha batallado constantemente con el género que quiere abordar sus películas y para lograr una mezcla exitosa de varios géneros la experiencia del director debe estar probada. Por momentos el Detective Willy pasea torpemente por la comedia, la aventura, la acción y cualquiera que sea la interpretación de su director del cine negro. Detective Willy pareciera realizada por una persona que se levanta cada día queriendo hacer algo nuevo y al ver que no lo logra hace una cuenta nueva sin el borrón.
Las actuaciones tampoco ayudan mucho. Podemos hablar bastante del inicio de la película pero llega un momento en que el mismo talento de Aníbal es desaprovechado para una de las tantas escenas de nuestra industria en donde los intérpretes provienen de la escuela “no me lo creo ni muerto”. Mata, por su lado, no es el bocaepiano* que agrada a las masas y tampoco logró captar la audiencia que su director intenta captar cuando Willy menciona a “Gilda” [Charles Vidor, 1946] o cuando existe un intento de representación de Casablanca [Michael Curtiz, 1942].
Si existiera algo que pudiera describir el cine dominicano de manera general es la prioridad que tiene de aparentar (algo muy típico del dominicano). En una película como “Biodegradable”, por ejemplo, existía más una intención en mostrar el valor de la producción que en contar una historia; “La extraña” paso más tiempo intentando ser inteligente y en el caso de “Detective Willy” parece más una intención de aparentar ser ‘cool’ o demostrar el conocimiento de una época del cine. Es como terminar de ver una película y querer hacer eso inmediatamente.
El realizador dominicano tiene que aprender a trabajar dentro de sus medios. Si no existe el presupuesto o la capacidad para lograr algo [escenas de acción y de pelea en este caso] es mejor no hacerlo. Es imposible ignorar el hecho de que vemos películas de acción y de peleas provenientes de Hollywood cada mes y si les parece injusto que las películas locales sean comparadas con filmes extranjeros entonces ustedes mismos están haciendo una peor crítica que la que acabo de escribir.
Hector Aníbal ya es parte de dos películas que quisiéramos ver que lamentablemente no existen y tal vez nunca lo hagan: “Detective Rubirosa” y una película de malos malos junto a Deyvy de León interpretando personajes similares a los de “Código Paz”.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

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