Dominican Cinema

El Hombre que cuida (Critica)

“-No quería ir a buscarme la vaca pinta, que parió anoche. Y ahorita mismo le di medio peso para el camino.
Calló medio minuto y miró a la mujer, que parecía demandar una explicación.
-Malagradecidos que son, Herminia -dijo-. De nada vale tratarlos bien. Ella asintió con la mirada. -Te lo he dicho mil veces, Pío -comentó. Y ambos se quedaron mirando a Cristino, que ya era apenas una mancha sobre el verde de la sabana.”
Los Amos / Juan Bosch
Hay sentimientos que de inmediato te abruman en “El Hombre que cuida”, la más reciente película de factura dominicana dirigida por Alejandro Andújar. Sentimientos como la angustia de la soledad, de la monotonía, de la penitencia. En pocos minutos, el filme retrata de manera extraordinaria la paradoja de una casa de playa y un pueblo costero, como una especie de prisión de la mente.
Juan [Héctor Aníbal] cuida una casa de playa. La vida “pasiva” transcurre entre un suceso que todos saben en el pueblo y que la audiencia todavía desconoce. Juan sale de la casa de playa como si fuera su hora o momento en el patio para tomar sol, para luego regresar a esos confines; incluso el sexo es tratado como una visita “conyugal”. Todo continúa repitiéndose de alguna forma en su vida hasta que la soledad de la casa es interrumpida por unos visitantes. Aquí ocurre tal vez la mejor escena de “El Hombre que cuida”.
La cámara sigue a Juan mientras una bocina insistente hace el llamado para que el portón sea abierto. Juan no cede a la prisa. Continúa a paso calmado mientras el trayecto parece eterno para la audiencia. Esto demuestra el temple que ha asumido el personaje en su penitencia ante una situación que ameritaría una desesperación inmediata. Es la descripción perfecta y la principal característica que presenta el personaje. Es también uno de los pocos momentos en donde la cámara de Gabriel Valencia, con dirección de Andújar, presenta un movimiento constante. Un movimiento que solo sigue a Juan y que no pretende hacer más ruido que el que ocurre en pantalla.
Al igual que “Azul Magia” este año, “El Hombre que cuida” tiene muy claro lo que quiere contar. El filme no se distrae en historias corales o en caminos alternos. Los ojos de Juan son la interpretación de ese mundo que la audiencia necesita y tanto el guión como la narrativa visual tienen muy claro eso.
Esto no quiere decir que el filme no cuente con una elaboración visual que va más allá. Cuando Juan se sienta frente a sus “invitados” [el hijo del dueño de la casa y sus amigos] se ve claramente en un plano visual menor que el de ellos. La interpretación de Aníbal, Yasser Michelen [Rich], Héctor Medina [Alex], Paula Ferry [Belissa] y Julietta Rodríguez [Karen] son destacables porque logran complementar ese choque social de clases que es una de las características principales de la película. Todos demuestran que existió un trabajo extenso con las actuaciones hasta el punto que se siente como si en ocasiones improvisaran diálogos y actitudes frente a cámara.
El guión de “El hombre que cuida” es lo que tiene más peso. Con personajes bien definidos, la historia escrita por Andújar y Amelia del Mar sabe muy bien lo que quiere contar y no buscar explorar más allá de la figura de Juan. Aquí también podemos ver claras influencias de “Los Amos” de Juan Bosch. Aunque los guionistas no tuvieron una intención directa con el cuento de Bosch, “El Hombre que cuida” sirve como una adaptación contemporánea libre de esa historia. El retrato de la nueva servidumbre está allí, una que -a diferencia del personaje Cristino en el cuento de Bosch-, muestra a un Juan tratado como un “amigo” o incluso parte de la familia, justo hasta el momento en el que se le tienen que “imponer los rangos”.
Como historia, “El hombre que cuida” hace un excelente trabajo en irle revelando a la audiencia, a cuenta gotas, las piezas que necesita para crear empatía con lo que está sucediendo. Desde la inseguridad de Rich, hasta la “paz” autoinfligida de Juan [que le provoca en ocasiones estallar con su ex y con sus compueblanos] el filme ofrece una historia tan contenida que los sentimientos de claustrofobia, de ira y de impotencia son palpables en la audiencia.
“El hombre que cuida” es una película pequeña que describe perfectamente el cine que uno desea ver de esta media isla. Un cine de frente al mar, de frente a la sociedad caribeña, a la latinoamericana. Un cine que demuestra que existe una voz propia, dominicana y que puede gritar muy, muy alto.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

Stay up to date!