Dominican Cinema

El Sitio de los Sitios (Crítica)

La exploración del sentir humano continúa siendo una preocupación para la dupla de Natalia Cabral y Oriol Estrada. No sólo el sentir humano, sino las diferencias de clase.

En “Tu y yo”, su ópera prima, ambos exploraron la soledad, la relación humana y la diferencia de clases a través de la relación de una dueña de casa y la mujer que trabaja con ella. En “El Sitio de los Sitios” van más allá y exploran la búsqueda de la felicidad.

En su cine, Cabral y Estrada buscan más ser una especie de testigos de lo que sucede frente a las cámaras de la misma forma que la audiencia disfruta de las películas. Aquí la cámara rara vez se mueve y es a través de gestos, testimonios y acciones que obtenemos toda la información necesaria.

Más allá de contarnos algo, Cabral y Estrada quieren que asumamos y saquemos nuestras propias conclusiones tanto sobre la idiosincrasia dominicana representada como sobre nuestra propia búsqueda de la felicidad.

Lo extraordinario de este estilo de cine -esta especie de testigo no invasivo que es la cámara de Cabral y Estrada- es que los protagonistas son responsables de su propio destino y en ningún momento los cineastas emiten juicio alguno sobre las actitudes de sus personajes. En este filme, superior a su ópera prima, recuerdan mucho a los extraordinarios trabajos recientes de Frederick Wiseman, siendo la diferencia palpable de que, de alguna forma u otra, quiénes están frente a la cámara están un poco más consciente de ellas en “El sitio de los sitios”.

La locación es predilecta para buscar la respuesta de la felicidad. En un país rodeado de playas, cada uno de esos rincones es una de las primeras opciones para “botar el golpe” o para publicar en las redes sociales el agotado hashtag en inglés “yo vivo donde tu vacacionas”; los realizadores exploran la relación de quienes viven, trabajan y vacacionan a orillas del mar sin ningún estilo de narrativa tradicional.

El filme continúa la tendencia de que la forma narrativa más interesante actualmente en República Dominicana continúa siendo el documental. Incluso recientes películas de ficción han tomando consigo la técnica de “retratar la realidad”. Filmes como “Cocote” y “Dólares de Arena” enriquecen sus ficciones a través de una cámara, en ocasiones, aparentemente no invasiva; un retrato donde quienes están frente al lente son dueños de su propio destino, una exploración de la condición humana que retrata muy bien “El sitio de los sitios”.

Al final el filme explora una de las principales búsquedas del ser humano, la felicidad, a través de la intimidad y la realidad que brinda una cinematografía que pareciera realizada por una “mosca en una pared”. “El sitio de los sitios” también es un filme no nada más interesante en lo que presenta sino también en su forma; es de esas películas que también hacen a la audiencia cuestionarse sobre cómo lograron este acceso los cineastas y cómo es posible retratar semejante idiosincrasia de personajes que están lidiando con relaciones y situaciones muy personales. En fin, una simple maravilla en donde la forma va de la mano con el argumento y la representación visual. Una considerable madurez de sus realizadores entre su primer filme y este, su segundo. Un importantísimo retrato caribeño, isleño… dominicano.

 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

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