Con la obsesión cinematográfica -entiéndase la labor de un crítico, ser cinéfilo- hay que tener sus precauciones. Un filme rara vez llena las expectativas creadas por la persona, sean buenas o malas.
Cuando el prejuicio es que no puede ser mala porque cierta persona está involucrada, o que será un desastre por una razón similar, se crea una percepción utópica de la experiencia cinematográfica. Lo ideal es ir con la mente lo más neutra posible.
Sin embargo, hay ocasiones en la cuál es inevitable sentirse defraudado y “Loki7” es una de ellas.
Si queda bastante claro que “Loki7” es una película completamente distinta a “La Gunguna”, el filme anterior dirigido por Ernesto Alemany y escrito por Miguel Yarull, no es menos importante destacar el cuidado notable que existió en una película y desapareció completamente en la otra: el desarrollo de personajes.
El pobre desarrollo de los personajes principales y su mediocre interpretación son el principal problema de “Loki7”. Un filme de esta índole, en donde un grupo de amigos se ven involucrados en diferentes situaciones, depende mucho de la interpretación y de lo creíble que sea la amistad entre ellos.
Esto sin contar que el personaje de Alvaro -interpretado por Isaac Saviñon- debe contar con una interpretación dentro de la interpretación para lograr convencer a la audiencia de que lío tras lío todavía puede convencer a sus amigos de que continúen haciendo negocios con él.
La historia es otra que no se queda atrás. La debilidad y superficialidad del argumento es la principal causa de que la película cobre sentido sólo en su última media hora. Después de la escena inicial, “Loki7” parece estar en un limbo eterno hasta que por fin se hace alusión al mcguffin* de la película y a lo que le da el nombre completo a la misma: el perro de la siberia.
Por suerte el filme no es un total desastre. La interpretación de Manny Pérez en el papel del Moncho, y todo lo que rodea a este personaje, es lo único decente de toda la película. De hecho, lo colorido del personaje lo convierte en una de las interpretaciones más divertidas del año, y pareciera que aquí está enfrascado todo el interés y talento que no existe en el resto de la película.
Con una historia débil y unos personajes poco interesantes, “Loki7” también depende mucho de que existan más películas dentro de este universo en los próximos años. Se abren varios caminos que no son explicados, se deja mucho a una ambigüedad que no le queda muy bien a la película y termina siendo, similar a la mayoría de las películas de superhéroes con las que se nos viene bombardeando de hace par de años, un escalón solitario de algo más grande. También el pobre doblaje que existe en el filme desconcentra completamente a la audiencia.
En pocas palabras, “Loki7” no funciona como película y depende de que las secuelas, planeadas o no, existan para que asuma algún valor.

“Loki 7” es al final un ejercicio blando, superficial cuyo valor cómico recae completamente en el Moncho y es fácilmente diluido a medida que va ocurriendo el filme. Es una de las peores desilusiones del año considerando las expectativas que uno se crea por quiénes han sido los responsables de la misma.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano