Dominican Cinema

Pueto pa mi (Critica)

El cine dominicano, en su mayoría, ha llegado hasta un punto donde es un alivio que una película mala no sea TAN mala. Este es el caso de “Pueto pa mi”, una producción que funciona mejor como propaganda política que como filme local.
En la industria hollywoodense, dentro del género de los comics/superhéroes, hemos visto como realizadores independientes han sido abordados para dirigir películas de abultados presupuestos; ya sea para acaparar talento -como fue el caso de “Ant-Man”- o para poder controlarlos, como posiblemente fue el caso de “Fantastic Four” y/o “The Amazing Spiderman”.
Para el cine dominicano tenemos dos casos similares. Aunque no podemos hablar de casos de abultados presupuestos -en comparación de las producciones hollywoodenses- si podemos destacar dos casos (incluyendo “Pueto pa mi”) de dos directores de excelentes cortometrajes que fueron contratados para dirigir una película con una visible opresión de su productor.
Antes de dirigir “A ritmo de fé” José Gómez había dirigido “Bajo la sombra de la sangre”, uno de los mejores trabajos realizados en nuestro país y, al igual que Iván Herrera -quién dirigió el mejor trabajo de 2012 en “El ave del paraíso”- ambos fueron puestos a la cabecera de una película que tenía como finalidad principal y absoluta lo que su productor quería.
En ambas películas (“A ritmo de fé” y “Pueto pa mí”) la historia parece tomarse su tiempo en ser contada sólo para acelerar el paso en su último tercio. Ambas están más concentradas en ofrecer la ya gastada moraleja que en contar una historia. Y ambas olvidan completamente destacar su característica principal: el baile en “A ritmo de fé” y la música urbana en “Pueto pa mi”.
Los constantes cortes y los planos medios le impedían a la audiencia ver el talento de los bailarines en “A ritmo de fé” y el uso exclusivo de apenas una canción para Mozart la Para y El Mayor Clásico, más que destacar la popularidad real de los exponentes lo que hace es destacar por lo que son más criticados: la falta real de música en sus producciones.
Existe algo del Herrera de “El ave del paraíso” en “Pueto pa mí”. Las escenas que representan la precariedad de ambos personajes pre-fama es destacable. Existen momentos de pequeña sinceridad que hace que uno quiera ver triunfar, económicamente, a ambos personajes. Sin embargo, la ingenuidad del guión y las fallas interpretativas rápidamente les recuerdan a uno que esta viendo algo que pertenece a la televisión local y no a una sala de cine.
A esto es menester agregar la intrusión de la imagen de David Collado, diputado en el Distrito Nacional y aspirante a la Alcaldía del Distrito en 2016. Podemos ver un pequeño afiche de su candidatura al inicio de la película y, claro, la intervención de su programa entrevistando solamente a Amadeus la nota (Mozart la Para) que es el único de los dos personajes que ha estado haciendo “las cosas bien”.
Esto le sirve más a Collado como aspirante político para que su imagen sea reconocida por las masas que a “Pueto pa mi” como filme local. Si el cine criollo prueba ser algo fructífero para las campañas políticas (que tiene todas las facultades para serlo) entonces hay que prepararse para una ola de historias sin nada de sustancia pero con mucho “picante” politiquero.
“Pueto pa mi”, a pesar de todo lo escrito, cuenta con una luz muy brillante. En los últimos años del cine dominicano las buenas actuaciones han provenido de propuestas que regularmente no brindan actuaciones destacables. Canek Denis fue una revelación (no tan sorpresa para quiénes también consumimos cortometrajes) en la película de acción “Código Paz” y en esta ocasión, la revelación del año es Pepe Sierra.
El personaje de “Cacheo”, interpretado por Sierra, es tan simpático que disfrutar de su interpretación es lo único que necesita esta producción para justificar su precio de taquilla.
Sierra es lo más sincero y orgánico de toda la película. Es la persona que constantemente te hace falta cuando no lo ves en pantalla y en un elenco lleno de “nombres” de la actuación y de los medios públicos el único que tenía claro que tipo de interpretación merecía esta pequeña y olvidable historia.
Lo que termina mejor describiendo que tipo de película es esto es cuando ambos exponentes, al final de la película, en una sola línea pasan de insultarse a ser amigos y tratar de escribir “algo juntos”. Algo tonto para audiencia tonta.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

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