Dominican Cinema

¿Quién manda? (Critica)

Hay algo con la comedia en este país y es que a los realizadores les encanta hacerlas [como seguro para hacer dinero] pero no les sale muy bien y los intentos en los que existen un poco de la medicina de comedia romántica han sido aún peores. Pero este año podemos decir que “¿Quién manda?” es la excepción, incluso en un año que hasta el momento TODAS las producciones habían dejado mucho que desear. “¿Quién Manda?” es todo lo que una comedia romántica popular debe de ser: sin pretensiones, tonta, dulce, fresa y agradable para la audiencia.
La película, el primer largometraje del joven Ronni Castillo, es una producción que con sus claros problemas [una fotografía más de videoclip y sus conflictos de guión] es la primera producción del año dominicana en la que el precio de taquilla no se convierte en un dinero perdido. Castillo logra con “¿Quién Manda?” una comedia que no se enfoca en obligar a su audiencia a reír sino que esa risa sale naturalmente. Hay una escena en la que Alex [Frank Perozo], Eduardo [Amauris Pérez] y Manuel [Micky Montilla] están almorzando juntos y Alex golpea a Manuel cuando este intenta ver a la mujer que lo están ayudando a conseguir. Esa primera bofetada, inesperada y efectiva, es el tipo de comedia física que hace sonreír a uno; la segunda es básicamente algo que se esperaba pero es agradable. La comedia dominicana se había concentrado más en la segunda bofetada más que en la primera; en la comedia “ja ja” más que en la honesta. En otra película local hubiéramos recibido la segunda bofetada una y otra vez y estaríamos riéndonos más de lo absurdo que era que de lo efectivo que fue. Y es allí donde la película triunfa, en las pequeñas cosas.
“¿Quién manda?” logró descifrar algo que rara vez ocurre en nuestro cine local y es que sus personajes son personas reales. Personas que puedes o no encontrarte en la calle con situaciones reales; son personas que interactúan con su alrededor. Es lo efectivo de Ana [Laura Díaz] golpeándole la mano a Melissa [Akari Endo] cuando ella trata de “robarle” unas croquetas mientras hablan con Natalie [Nashla Bogaert]. Es Alex reaccionando a quién le cruza por el lado mientras camina agarrado de manos con Natalie en una calle de la ciudad. Es Ana hablando con la boca llena. La película también puede ser la primera en hacer un uso efectivo de la cultura popular cuando Alex rompe la cuarta pared para decirnos “ustedes ven, ESA es una diva” y encontrarnos con que se refiere al personaje de Milagros Germán. Estos son momentos pequeños e interesantes de los que pueden aprender aquellos que apuestan más a la comedia como Roberto Ángel Salcedo, Archie López y Alfonso Rodríguez.
Al igual que la medicina clásica de la comedia romántica “¿Quién manda?” es recurrente con las cosas que te presenta en algún momento de la película. El inicio afuera de la iglesia, en donde el que no observa bien cree que es la boda del personaje de Perozo, y claro el programa cursi que tanto le gusta a Natalie y del que inmediatamente te das cuenta que será la cosa absurda que tendrá que hacer el personaje de Perozo para recobrar su amor.
Los defectos de la película provienen de una escena en la que todos los personajes se reúnen con el solo propósito de tener una competencia de chistes machistas/feministas y en el que Eduardo y Melissa terminan peleados. Con tantas cosas para crear un conflicto como la preferencia política, religiosa y sobre que bar es mejor que otro y porque, limitarse a terminar insultados por unos chistes que ellos mismos iniciaron deja mucho que desear.
También la historia de Alex y su padre. A mi me encantó la idea de que existiera una historia negra allí que el filme no nos contara, pero luego de la ruptura entre Natalie y Alex [la mejor escena de la película y una de las mejores en los últimos años] dejar al padre como una especia de villano malévolo no tienen ningún sentido.
Al final “¿Quién Manda?” funciona donde muchas otras producciones han fallado. Es una comedia honesta sin pretensiones, donde sus personajes y situaciones son reales. Yo puedo identificarme con lo estúpido que fue el personaje de Alex al romper con Natalie inicialmente y para mí es una lástima que la vida misma no se comporte como comedia romántica, el corazón sufriría menos. Alex, Eduardo, Manuel, Natalie, Ana y Melissa con personas que puedo decir que he visto en las calles de mi ciudad y aunque Castillo haya re-ubicado la Nuñez de Cáceres cerca del Jardín Botánico, la película se convirtió en la salvación de un año mediocre en el cine dominicano.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

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