Dominican Cinema

Quiero ser Fiel (Critica)

La fórmula de la comedia romántica es la misma una y otra vez. El placer de ver una “RomCom” es poder disfrutar de un mundo en donde los obstáculos son superados y todos vivimos felices para siempre, léase, una especie de cuento de hadas para adultos. Lo que al final hace a una comedia romántica encantadora y/o mejor que otra es lo que nos pueda mostrar durante el desarrollo de esta fórmula ya conocida.
“Quiero ser fiel” es una comedia romántica que funciona de una manera regular. Un mujeriego encuentra la mujer de sus sueños, la conquista, la pierde y después le toca reconquistarla de nuevo. El inicio, el enganche perfecto por excelencia, es en el momento en donde nuestro protagonist, Alberto [Valentino Lanus] ha perdido la mujer de sus sueños. Entonces, al espectador le toca ver cómo la conquistó y cómo, eventualmente, la perdió. Storytelling básico. Sin embargo, es en el desarrollo de esta buena idea romántica donde se pierde el encanto de esta nueva producción.
Las principales críticas al adefesio que fue “El Teniente Amado” eran directamente a los actores no dominicanos con los que contaba la producción. La diferencia de “Quiero ser fiel” y “El Teniente Amado” es que la película dirigida por Meléndez y escrita por Leonardo León sí tiene talento local con el cual comparar las malas actuaciones de su talento internacional. Zeny Leyva, Evelyna Rodríguez, Vladimir Acevedo y los cameos de Jalsen Santana, Lizbeth Santos y Felipe Polanco [el momento más cómico de la película que ya habíamos visto en los trailers] superan las terribles actuaciones de Lanus, Jon Molerio, Dulce María y compañía. Las historias locales siguen teniendo problemas con estas actuaciones sacadas de la escuela “no me lo creo ni que me maten” y es muy difícil interesarse en una historia que está en pantalla cuando esto sucede. Por otro lado, la dualidad que representan Cuquín Victoria [señor Publio] y Emiliano Díez [señor Ramón], una especie de diablito y angelito en la conciencia, es más agradable del lado de Díez porque Victoria parece no dar con su punto frente a las cámaras de cine. Su carisma no le sale con la misma naturalidad que en la televisión en vivo.
Además de las actuaciones, la historia tiene unos baches imposibles de obviar. Alberto es un “casanova” cuya única fuerza es tener dinero para costearle los gustos a un tipo de mujer a la que solo le basta con eso y, sin embargo [a pesar de andar en un vehículo bastante costoso], su estatus social es cuestionado cuando frente a compañeros de trabajo de su esposa Sara [Sandra Echeverría], a ella le da vergüenza decir que él es dueño de su propio negocio cuando ella y el galán a su lado son esclavos de cúbiculos bancarios. ¿en qué momento puede un empleado bancario sentirse superior a un propietario de negocio propio? ¿o de hecho su pareja de casi dos años?. Este es otro ejemplo de dos personajes que parecieran tienen a penas dos segundos juntos y no el tiempo que describe la historia.
De todas formas la película tiene su momento en el que parece tomar un ritmo interesante y es cuando aparece Miranda [Evelyna Rodríguez] a ser parte esencial del libro sobre la infidelidad masculina en el que trabaja Alberto. Miranda hace todo lo posible por “enamorar” a Alberto porque eso es lo que una persona hace cuando le gusta otra y es en ese momento que la película parece romper con la premisa retrógrada de que solo los hombres son infieles y más cuando previamente, en la escena antes descrita, Sara se avergonzó frente a un colega de trabajo y que posteriormente dijo la línea atroz: – “Estas personas nada más hablan de Paulo Coehlo y Mario Vargas Llosa” como si esos fueran nombres que deberían estar en la misma oración.
El chiste interno de “Quiero ser fiel” es que, al igual que “La Extraña”, Alberto busca escribir un libro con grandes ventas, un Best-Seller y, por eso [al igual que el personaje de Perozo en “La Extraña” y el mismo Coehlo] escribe historias desechales, cursis y banales. “Quiero ser fiel” debe ser la película más “white-people problems” hecha en nuestro país en donde lo más interesante resulta ser su final cuasi-abierto.
“Quiero ser fiel” es un producto con miras a su venta internacional. Es una comedia romántica regular que funciona y que apuesta por el reconocimiento de sus estrellas internacionales para su venta en Latinoamérica, pero más nada. Con actores que no estuvieran solo repitiendo línea tras línea frente a la pantalla ésta fuera una comedia romántica latina buena, pero no lo es.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

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