Dominican Cinema

Veneno (Critica)

El filme, sin motivo de bromas, necesita una advertencia para quienes pueden sufrir epilepsia o algo similar.

En 2010, la World Wrestling Entertainment, como parte de la promoción de un enfrentamiento entre Shawn Michaels y The Undertaker [dos de sus luchadores/personajes más icónicos] decidieron tener un acercamiento muy particular y sencillo.

Michaels, quien toda su carrera había sido una personalidad controversial, ya tenía un tiempo abrazado a la religión. Por otro lado, el personaje de Undertaker ha sido la mayoría del tiempo la personificación de la oscuridad.

Para su pelea, el conflicto pasó a ser entre la luz y la oscuridad. Tanto así que Michaels, en una de sus promos, citó a Génesis con el: “Dios llamó a la luz “día” y a la oscuridad “noche””. Era la simple historia del bien y del mal, con el tono fantástico religioso, entre dos de los favoritos de los fanáticos.

Esta fantasía es en lo principal que triunfa “Veneno”, el más reciente filme de Tabaré Blanchard.

Los luchadores son supuestos superhéroes y supervillanos de carne y hueso, y uno como fanático -como niño/niña, adolescente- ve estos enfrentamientos como tal. La fantasía en “Veneno” es lo mejor del filme, precisamente porque retrata esa utopía de que existe una batalla entre el bien y el mal dentro del ring. La historia del superhéroe y del villano en el filme es encantadora gracias al cuasi-realismo mágico que presenta su película, especialmente en sus escenas finales.

Para que esta fantasía sea efectiva, la historia de “Veneno” retrata las pugnas y batallas dentro del cuadrilátero en su mayoría como algo real, en vez del teatro predeterminado que es. Algo que narrativamente funciona muy bien e incluso es algo muy meta y similar a otras películas de lucha desde la comedia absurda efectiva de “Nacho Libre” a la no tanto de “Ready to rumble”.

Como cine, esta primera caída de “Veneno” es muy particular. Muchas de sus características destacables son también culpables de sus fallas: La historia, el guión, los diálogos, y la selección musical, son factores que están de ambos lados, tanto de los técnicos como de los rudos. Iniciemos por el guión y los diálogos.

La historia realmente tiene muy poco que contar. Dentro de esto encontramos una muy buena justificación de su villano Josema / Relámpago Hernández [interpretado con el temple que ha caracterizado a Pepe Sierra], en otra metáfora similar a la lucha libre donde la mayoría de las ocasiones el héroe no tiene muy profundidad y es alimentado más por el villano que por el desarrollo que tiene su personaje. El personaje titular, Veneno [interpretado por Manny Pérez] es unidimensional y muy poco interesante en comparación a quienes le rodean.

Esta debilidad en la historia es notable en el uso de la edición y la música. La extraordinaria selección musical que mezcla géneros locales e internacionales le sirve a “Veneno” como malla de seguridad.

En su afán de contar el inicio y la odisea de Rafael Sánchez y José Manuel Guzmán hasta convertirse en los iconos de la cultura popular dominicana, el filme recurre a las transiciones y montajes musicales cuando no tiene que decir. En términos de diálogos pasa de frase a frase a tal punto que tienden a minimizar un poco uno de sus personajes más pintorescos en Silvio Paulino [interpretado por Ovandy Castillo].

La edición frenética deja la impresión de que ninguna escena está completa y la pobre mezcla de sonido y doblaje hacen que estas ediciones no sean tan efectivas. Es una pena considerando lo bien realizada que están las coreografías de peleas.

Sin embargo, el apoyo principal [además de la fantasía] de la película es la nostalgia. Blanchard y compañía triunfan en este aspecto desde las escenas pre-crédito, los créditos iniciales y las escenas de la infancia de Rafael y Josema retratan una nostalgia con la que se pueden identificar incluso quienes no vivieron esa época.

Aquí la puesta en escena está bien lograda, el diseño artístico e incluso el maquillaje. Ahora, hay un punto que se destaca de todo es de lo peor y más distrayente de la película. El black face de Pepe Sierra.

Es algo sorprendente que esto ocurra en 2018 y en un país donde han existido películas que han demostrado la diversidad que existe de actores y actrices en nuestro país. Pepe Sierra ha demostrado ser un extraordinario intérprete, pero su interpretación sufre por esta distracción. Hace más de cien años que se presentó “The Birth of the Nation” y hace más de medio siglo que D.W. Griffith murió. De todas las películas dominicanas que “Veneno” pudo usar como referencia, se decidió por “El pelotudo” de Raymond Hernández Jr.

“Veneno” es definitivamente el evento cinematográfico más importante del país desde “Nueva Yol” de Ángel Muñiz. Un espectáculo, que al igual como su fuente de inspiración, busca entretener a las masas. Lamentablemente su ritmo frenético, interrumpido por una historia poco empática de Jack Veneno y escenas incómodas actuales donde es entrevistado para contar la historia retratada en el filme, no logran enaltecer al máximo la riqueza que se encontraba en las entrañas de la fantasía y los intérpretes.

Es también una película que sufre de la premisa de que existirán secuelas, la película se siente que termina cuando realmente lo más interesante comienza. Uno de los principales problemas que sufren las películas de superhéroes actualmente, que dependen de las que sucedieron antes y de las que vienen después.

Al final Veneno no logra ser del todo el puente entre el cine como entretenimiento y expresión cultural artística que tenía toda la capacidad de ser.

P.S:. es curioso ver que la conversación entre el Jack Veneno de Manny Pérez y el reportero interpretado por el co-guionista y productor Riccardo Bardellino toque el tema de la epilepsia cuando el corazón de la película pudiese provocarle un ataque epiléptico a quién tenga esta condición.

 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

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