Dominican Cinema

Voces de la Calle (Critica)

El denominado género urbano, donde conglomeran el dembow, el reguetón, el hip hop y el rap, desde hace mucho tiempo es parte de la idiosincrasia de nuestro país.
El género musical ha servido para narrar las vivencias y las actitudes en los barrios de la ciudad: sobre cómo debe comportarse un hombre de la calle y la mujer que lo acompaña. Es tan abrumador el alcance que tiene esta música que es muy raro encontrar otra alternativa en emisoras y en lugares de esparcimiento.
A pesar del alcance de este género musical, son muy raros y escasos los estudios sociales que se han hecho sobre el mismo, su origen y su influencia en la sociedad que más impacta. “Ya no hay antropólogos y no dan la materia en las universidades” dice un amigo en referencia de la cantidad de culturas sociales que ameritan un amplio estudio y nadie se interesa por hacerlos y publicarlos.
Tal vez es aquí donde recae el problema de las películas que quieren abordar esta cultura. Al no existir estudios sobre el tema y al no tenerse la cultura de investigación en la mayoría de nuestra industria cinematográfica, las historias se quedan como especulaciones, un manto moralista que no retrata una historia coherente, orgánica y creíble. A pesar de superar en ocasiones este percance en los inicios de su historia, “Voces de la calle” no puede pasar más allá de la ingenuidad de una historia muy superficial.
Los destacable de la primera porción de esta película dominicana es la atención al detalle que tiene García. La preparación del estudio casero por parte de Lucho [Vladimir Acevedo] recuerda a la construcción de un estudio similar en la película “Hustle and Flow”. García procura que la audiencia sea testigo de todo lo que tiene que hacer Lucho para que el sonido funcione y también, recibiendo un micrófono claramente robado por un menor de edad, el filme destaca de una manera muy sútil como esa comunidad vive de cerca con la delincuencia hasta el punto de ser algo cotidiano y normal.
“Voces de la Calle” también hace un mejor trabajo por el género que otras películas similares como “Pueto pa mi” y “A ritmo de fé”, brindando un repertorio más amplio de la música con letras originales y acordes a la historia que se cuenta.
La historia fluye con pequeños tropiezos hasta la grabación en un estudio real, cerca casi de la mitad de la película. Luego se torna reiterativa, lenta e incoherente. La fotografía del filme también es algo muy pobre: los oscuros son muy oscuros y en sí la producción se ve tan pálida que le quita cualquier vida visual que pudiera tener.
Ahora, también hemos llegado a un punto en donde no sabemos si la culpa de la fotografía es de la producción o de la mayoría de salas de cine de este país o de ambas. La proyección tiende a ser tan pobre y desinteresada que a veces es difícil emitir un juicio sobre la calidad visual de una película.
También parece existir una obsesión con los drones, cada anuncio publicitario, evento, lo necesite o no, sea vital o no para la historia, parece entender que es obligatorio una [o varias] tomas áreas con drones y “Voces de la Calle” constantemente recurre a ellas, incluso a la misma en varias ocasiones.
La toma área ha sido tan utilizada en los últimos años que cuando sea realmente requerida o asista a la historia de una futura película de una manera sustancial la audiencia no lo podrá apreciar porque se ha convertido en algo tan convencional que cansa. Es más una excusa para mostrar un valor de producción que otra cosa.
“Voces de la Calle” continúa los defectos de guión y de historia que estamos acostumbrados a encontrar en nuestro patio. Una historia breve que se siente alargada para cumplir la cuota de la hora y media, personaje muy pocos desarrollados que en la mayoría de las ocasiones también son muy mal representados por los actores y la dirección.
Sin embargo, no se puede negar el pequeño crecimiento que han tenido las películas que tratan estos temas. Mientras que “Pueto pa mi” es superior visualmente, “A ritmo de fé” un tanto más entretenida, esta es un poco más coherente.
A lo mejor, a falta de estudios extensos sobre el género urbano, sea el cine el encargado de eventualmente desarrollar claramente qué, cómo y por qué existe este “fenómeno” que ya es una realidad y parte intrínseca de nuestra sociedad.
 
Escrito por Orlando Santos, Fuente: CineDominicano

Stay up to date!